Comentario
Capítulo 10
De cómo los españoles començaron a entrar la tierra adentro, y de cómo Motecuçoma dexó la casa real y se fue a su casa propria
Motecuçoma, teniendo ya por averiguado, ansí por las cosas que havía oído de los españoles como por los pronósticos que havían pasado y pofecías antiguas y modernas que tenían que los españoles havían de reinar en esta tierra, salióse de las casas reales y fuese a las casas que él tenía ante que fuese rey o emperador.
Desque los españoles partieron de la ribera de la mar para entrar la tierra dentro, tomaron un indio principal, que llamavan tlacochcálcatl, para que los mostrase el camino, al cual indio havían tomado de allí de aquella provincia los primeros navíos que vinieron a descubrir esta tierra, el cual indio el capitán don Hernando Cortés truxo consigo y sabía ya de la lengua española algo. Este juntamente con Marina eran intérpretes de don Hernando Cortés; a éste tomaron por guía de su camino para venir a México. En llegando a la provincia de Tecóac, que es tierra de Tlaxcalla, allí estavan poblados los otomíes y gente de guerra que guardava la frontera o términos de los tlaxcaltecas. Estos salieron de guerra contra los españoles; los españoles començaron a pelear con ellos, y los de caballo alancearon mucho, y los arcaboceros y ballesteros mataron también muchos, de manera que desbarataron a todo aquello exército que venía, y huyeron los que quedaron. Los españoles tomaron el pueblo y robaron lo que hallaron, y así destruyeron aquellos pueblos. Como los de Tlaxcalla oyeron lo que havía acontecido a sus soldados y otomíes, espantáronse; començaron a temer. Luego se juntaron a consejo y conferieron todos sobre el negocio para ver si saldrían de guerra contra los españoles o si se daría de paz. Dixeron: "Sabemos que los otomíes son muy valientes y pelean reziamente y todos son destruidos. Ninguna resistencia huvo en ellos; en un cerrar y abrir de ojo los destruyeron. ¿Qué podemos hazer nosotros? Será bien que los recibamos de paz y los tomemos por amigos. Esto es mejor que no perder toda nuestra gente." Y ansí acordaron los señores de Tlaxcalla de recebirlos de paz y tomarlos por amigos.
Salieron luego los señores y principales con gran multitud de tamemes cargados de comida de todas maneras. Llegando a ellos, asaludaron de paz a don Hernando Cortés, y él los preguntó, diziendo: "¿De dónde sois vosotros, y de dónde venís?" Ellos dixeron: "Somos de la ciudad de Tlaxcalla y venimos a recebiros porque nos holgamos de vuestra venida. Havéis llegado a nuestra tierra; seáis muy bien venidos. Es vuestra casa y vuestra tierra donde estáis, que se llama Cuauhtexcalla."
La ciudad que agora se llama Tlaxcalla ante que viniesen los españoles se llamava Texcalla.